Yo soy un misterio para mí.
No se reconocer si muchas de las cosas que me pasan o de lo que hago son virtudes o fatalidades. Desconozco por completo donde terminan mis habilidades y donde comienzan mis torpezas.
Voy a terapia, soy terapeuta, y sin embargo sigo descubriendo cosas de mí que me sorprenden, que me agarran desprevenido, que se me revelan de las formas más increíbles. De repente se descorre un velo de mi mismo, algo con perfume a verdad aparece, puede que sea en una esquina, en un bar, en una frase dicha sin querer, en una palabra que se fuga desde muy dentro mío (punto para Freud), en una charla o en una tarde en el rio…
Esta vez fue allí, en el rio, donde sin darme cuenta fui comprendiendo algo nuevo de mí.
Era una tarde preciosa, el otoño me regalaba un sol tibio. El rio, con sus aguas trasparentes, paseando entre las montañas. El paisaje no podía ser mejor. Yo llegue hasta ahí con algunos amigos, nos acomodamos en un lindo lugar, donde había arena y piedras para sentarse; a todos nos pareció que ese era el sitio justo para quedarnos.
Yo me senté junto a los demás, todo iba tan bien… fue entonces, cuando note que estábamos justo en un parte del rio que venía de una curva, y que no se veía que había del otro lado de la misma. Comencé a sentirme inquieto, a pensar que podía haber en aquella parte del rio… quizás hubiese un lugar más lindo (¿?), con piedras mas grandes (¿?), mejores paisajes (¿?)… me di cuenta que necesitaba explorar que había del otro lado de la curva. Me parecía inevitable levantarme y seguir, conocer que había.
Y eso hice.
Me levante, camine entre las piedras y así accedí al otro lado. Me senté y mire este nuevo paisaje, desde acá ya no podía ver a mis amigos. Estaba solo. Vi que en este lugar había piedras mucho más grandes y en cambio no había mucha playa; el lugar me pareció muy agradable. Entonces mire hacia mi izquierda y me di cuenta que otra vez el rio tenía una curva y que yo no podía ver cómo era del otro lado… Nuevamente me vi impulsado a pararme y explorar ese lugar.
Llegue y vi una cascada, no había arena alrededor del rio, y al costado, en la montaña, había muchos pinos. El lugar era muy bonito. Observe otra vez el rio y vi que de nuevo aparecía ante mí una curva. El rio venia de un lugar que yo desconocía, y del que me sentía llamado, tal vez del otro lado encuentre…
Entonces comprendí que era así, que esto que ahora me pasaba con el rio, me atravesaba toda la vida. No pude clasificar esto como bueno o malo, desconozco si en realidad esto me beneficia en algo o me perjudica. Algunos amigos, con los que comente esto, me dijeron que yo nunca me conformaba con nada y que el rio siempre es el mismo; otros, en cambio, me dijeron que esto es una virtud aunque el riesgo es que voy dejando cosas atrás.
Yo los escuche atentamente, pero fue en vano, yo no sé que es, es algo que me pasa, que nace de mí sin que yo le pregunte de donde viene ni para qué. Yo sigo sin saber si es bueno o no, yo creo que simplemente es así.
Entonces no me queda más que aceptar que yo voy a seguir caminando por el rio, siempre caminando, pensando en que del otro lado me espera algo, mi paraíso tal vez. Asumo que mientras haya una curva o una esquina desconocida yo voy a seguir buscando el otro lado… hasta que algún día, quizas, encuentre la vertiente de donde nace este rio por el que voy (pero sospecho que si la encontrara, pensaría en que hay del otro lado de la montaña…).O tal vez pase que me encuentre con alguien, que me tome la mano, me siente a su lado a contemplar el rio en donde estoy, me bese la frente y, sin palabras, me diga que se esta tan bien acá… y entonces yo, me vaya acordando cada vez menos de las curvas y el paraíso…