Hay una mujer en la ciudad

hay una mujer en la ciudad.

No sé su nombre, ni como suena su voz.

El azar de las calles

nos cruza esporádicas veces.

El encuentro dura apenas una mirada,

 pero ese instante es azul

y derrumba el orden sucesivo de mis cosas.

No me parece loco afirmar,

que amo a esa mujer.

Amo el momento en que nuestros ojos se funden

 y toda la ciudad desaparece,

el adiós inevitable que le sigue,

el misterio en que después me ahogo,  

 el aparente olvido de ella,

que es lo cotidiano.

Amo la desesperada esperanza

 de que esa mujer coincida

 con la que en un sueño

 se desvaneció.

Amo esta inmóvil búsqueda

y la certeza incierta de que

 hay una mujer en la ciudad.

A quien corresponda

A quien corresponda

Hay mañanas en que el mate me sabe gravemente gris. Entonces siento unas dolorosas ganas de gritarle una carta a dios, o a quien corresponda; reclamándole que, desde acá abajo, me parecen increíble las ausencias de un simulador de vida y de una escuela de amar; exigiéndole al menos cuatro certezas y finitas posibilidades; y pidiendo por favor algunas pistas de para donde ir en esta niebla pegajosa que hoy me es la vida.
Esa sensación de andar a ciegas se viene conmigo a la calle llenándome de sombra, hasta que, inesperadamente, ocurre el milagro… de pronto una flor amarilla, la voz de ese niño; o quizás Spinetta, y aquella calle arbolada me despiertan y me traen de vuelta hacia este lado, en donde estas vos, los besos, la luna, los libros, la fe y la hermosísima libertad que siento al saberme perdido.
También entonces siento un impulso a escribir una carta al mismo destinatario, aunque solo quiero que diga: 
Gracias por la infinita belleza

El mate de palo santo

Hace un tiempo compré un mate de palo santo.
Me advirtieron que no iba a durar.
No hice caso,
¿por que se me habría de romper
a mi?
Lo cure cuidadosamente,
lo espere.
Me enamoro con su perfume,
me regalo mates que,
hicieron sentirme alguien mejor.
Fui feliz con el.
Una vez le descubrí una rajita.
Era pequeña, no lo creí.
Los mates estaban tan bien,
que no lo creí.
Una tarde me encontré
que la rajita ya era rajadura.
Intente negarla y continuar tomando mates.
Fue, lógicamente,
en vano.
Comenzó a perder agua,
y a dejarme solo.
El mate de palo santo se murió,
con el se fueron el perfume, las tardes
y mi necio amor...

Nota: a pesar de todo,
soy un pobre preso de mis ilusiones,
y aun lo tengo, con yerba,
en mi mesada.

vacaciones del corazon

Casi siempre lo pienso, y a veces mas que hoy,

lo bueno que seria darle

vacaciones a mi corazón.

Sacármelo un rato,

permitirle que salga y ruede por donde quiera,

o dejarlo bien cuidado

colgadito en la cortina del baño, 

o envolverlo prolijamente en papel film, a la heladera y listo. 

Para dejarme ir, liviano, entre la gente.

Y entonces ir a buscarlo a veces,

invitarlo a que miremos unos arboles, 

comamos mandarinas o juguemos al amor.

Pero no; eso no es posible cuando se tiene un corazón; 

ahí nomas que me lo dejo 
empieza a gritar y patalear como un marrano

(que no se que es, pero deben ser 

una mezcla de ranas y corazones llorones)

o a despedir un olor insoportable. 

Y no hay peor olor, 

que el de un corazón que se pudre.

Entonces tengo que sacarlo y llevarlo conmigo a todos lados, 

soportar que me diga como se siente a cada instante,

que esta triste, que tal cosa le parece una injusticia y que explota de bronca,

que lo emocionan los viejitos 
y lo divierten los niños.

Y lo que es peor aun, tolerar que cada vez que salgamos

se encuentre poemas y me obligue a escribirlos

como ahora…

déjame afuera

Déjame afuera de todos
tus proyectos,
yo quiero habitar tus sueños.
No me encuentres
ninguna razón,
haceme lugar en tus motivos.
No me presentes
ni firmes nada,
no quiero que formes parte
de mi familia,
lo que yo quiero es que cambies
mi sangre y mis días

Si (solo si)

Si naciera canción,
sería Cantata de los puentes amarillos.
Si pudiera ser palabra,
me gustarían otoño, pantufla 
o alcaucil.
Si despertara árbol, 
sería un sauce
Si fuera yo, 
no perdería el tiempo
queriendo ser otro.

indefiniDOS

Este que no se si soy
y esa que imagino que sos
bailan un juego
de coincidir, perderse
y salvarse
que anda a saber 
si es amor
(o fiebre)

Y mientras tanto

Él pretende, proyecta, ansía, desea,

 imagina.

Él también reniega, revuelve, revee, rearma,

 imagina.

Y mientras tanto,

la vida.

mi estrella en tu cielo

a Poly, con amor

¿Podrás verme desde allá?

¿Llegaran a vos, en esta noche, mis palabras y mis brazos extendidos?

¿De que hablara mi estrella en tu cielo?

¿Te contara de que crezco; que aprendí a pararme algo mas rápido, que mis sueños naranjas ya saben saltar algunos precipicios; que donde han ardido dudas hoy, lentamente, florecen espejos?

¿Te habrá dicho ella que dolorosamente he entendido que esta distancia oscura y amenazante es el precio para encontrarnos un reflejo verdadero?

¿Te dirá mi estrella de cómo estas en mis mates en los pájaros y mis lágrimas?

Yo, en verdad, no lo sé. 
Pero en las noches, lo creo.

4/11/11

Principios

Creo en los encuentros que modifican,

 en las miradas que aman y en las manos que salvan.

Creo en saltar al vacío, en develar el misterio,

 que sos vos.

Creo en conocer,

en la magia de descubrir un ritmo de los dos.

Creo en buscarte, en arriesgar,

en tropezar, en la oscura incertidumbre de no saber si seras.

Creo en el milagro de que mi mano

 coincida en el aire

 con la tuya.

Creo, y con eso me basta.