El mate de palo santo

Hace un tiempo compré un mate de palo santo.
Me advirtieron que no iba a durar.
No hice caso,
¿por que se me habría de romper
a mi?
Lo cure cuidadosamente,
lo espere.
Me enamoro con su perfume,
me regalo mates que,
hicieron sentirme alguien mejor.
Fui feliz con el.
Una vez le descubrí una rajita.
Era pequeña, no lo creí.
Los mates estaban tan bien,
que no lo creí.
Una tarde me encontré
que la rajita ya era rajadura.
Intente negarla y continuar tomando mates.
Fue, lógicamente,
en vano.
Comenzó a perder agua,
y a dejarme solo.
El mate de palo santo se murió,
con el se fueron el perfume, las tardes
y mi necio amor...

Nota: a pesar de todo,
soy un pobre preso de mis ilusiones,
y aun lo tengo, con yerba,
en mi mesada.